‘gol’, el muy español ‘olé’ y el nombre del animal. El ingenio del nombre parece lo único positivo de una mascota realmente gafe: la empresa poseedora de los derechos de comercialización de productos de Goleo VI se fue a la bancarrota debido al escaso éxito del león, además de que sufrió un duro varapalo cuando se conoció que la ropa de cama oficial de Goleo VI llevaba un colorante con sustancias cancerígenas y los peluches una sustancia llamada dibaticilina, que es tóxica y puede causar esterilidad.