Los futbolistas pretendieron que aquellos fueran los nuevos colores del equipo madrileño en admiración y reconocimiento a los ingleses -a quien sus hazañas llevaron también a la creación del Sport Club Corinthians Paulista brasileño-, y así fue durante una temporada pese al disgusto del presidente Pedro Parages. En el encuentro de vuelta volvieron a perder, por 3-0, por lo que envalentonado por el rotundo fracaso Parages entró en el vestuario de Les Corts echando la culpa de la derrota al mal fario de los uniformes «corinthianos» y mandó al encargado del material que se deshiciese de ellos.