Me gustaba Ángel Comizzo, porque jugaba muy bien con los pies, y fue muy loco, porque a poco de llegar a Buenos Aires ya lo tenía como compañero y consejero, me hablaba mucho. En esta contra sí que no perdona el equipo alemán, que tiene la fortuna que en el remate de Bellingham la toca un poco Nianzou para despistar a Bono.