El hostal tenía un precio sangrante -45 dólares-, un aire acondicionado que metía más ruido que un martillo neumático y era un horno crematorio. Era de Lotto y lucía el damero con el que se identifica a Croacia, camiseta brasil en rojo y blanco sobre camisetas blancas y azules. Preferí contratar una excursión para abaratar costes ya que lo que me iba a ahorrar en el transporte lo iba a tener que pagar después con creces al alquilar la barca que recorre la ría.