En las inmediaciones de El Bolsón, no excesivamente lejos del centro urbano, se puede ir paseando hasta el lago Puelo. A pesar de que el partido estaba terminado, nadie se movió de su sitio: todos querían ver a Messi levantar por fin la Copa del Mundo tras cinco mundiales. El ansiado trofeo estaba cada vez más cerca, pero nadie pudo respirar con tranquilidad hasta que Montiel marcó el último gol que coronaría Campeones a los argentinos y cerraría el que ya se considera uno de los mejores partidos de la historia.